La alfarería de la etnia Qom presente en la Fiesta Nacional de la Artesanía
Vanesa Segovia, llegó desde la capital del Chaco, Resistencia y sostiene muy orgullosa “soy de la etnia Qom”, pueblo originario también conocido como Toba. En su comunidad se trabaja especialmente en alfarería de arcilla y cestería.
Su forma de vida hace que Vanesa nos cuente que “estamos vendiendo en la plaza de manera independiente en Resistencia”. De pocas palabras, nos cuenta que “ya vine a varias fiestas”, reiterando como latiguillo “ya, varias fiestas ya”, su esperanza es “vender todas las piezas, Dios quiera que sea así, que vendamos todo lo que trajimos”, dice.
La consultamos como observa económicamente a su provincia, expresando que “y… como en todos lados. Por ahí alcanza, por ahí no alcanza”, imaginamos que se refiere al ingreso y reitera “como en todos lados”.
Como la mayoría de las cuestiones artesanales, el conocimiento se va transmitiendo de generación en generación, cuestión que Vanesa Segovia asiente. “Es de generación en generación, por ejemplo, de parte de mi familia, mi abuelo era el artesano que después pasó a mi mamá. Estos son los trabajos de mi mamá”, detalla, señalando algunas piezas. “De mi mamá pasó a nosotros que somos dos hermanas Y las dos hermanas ya le estamos enseñando a nuestros hijos”, acota.
En ese stand de la Fiesta Nacional de la Artesanía se ven reflejadas la mano de obra e idea de cuatro generaciones de alfareros en las piezas expuestas. Los modelos a seguir, nos lo cuenta Vanesa, “yo por ejemplo trabajo con los animalitos autóctonos de la provincia del Chaco, el carpincho, la lechuza, el yacaré, el tatú, todo eso”, sostiene.
También se observan una variedad de figuras de mujeres, “las más grandes las hace mi mamá, por ejemplo esta con el bebé es el amor de madre, esta es la abundancia y la embarazadita es la fertilización”.
Pese a todas las versiones que las comunidades las persiguen y en cierta manera les retacean la posibilidad de generar su propia economía, Vanesa Segovia afirma que “a nosotros no, no nos persiguen en Resistencia”. No es habitual que recorran ferias y fiestas como modalidad comercial sino que “solo acá participamos en Colón y de allá, en Quitilipi, donde se hace una fiesta con los artesanos de las comunidades Qom, Wichís, Mocoví, de toda la región del Chaco”, agrega.
Tienen un ritmo de trabajo, o lo que sería de la producción artesanal establecido. “De las figuras pequeñas en un día se pueden hacer cinco piezas, y después tarda una semana analizarle, hacerle el rostro, hacerle todos los detalles. Y una vez que tenemos varias piezas, por ejemplo 50, 80 o 100, le quemamos todo junto en el horno a leña”, completa la alfarera venida desde más de 630 kilometros a probar suerte con sus piezas ancestrales.